Artesanía
La ciudad de Úbeda cuenta con una de las mayores y más variadas concentraciones de talleres artesanales a nivel andaluz. Su situación fronteriza y su permeabilidad cultural han generado una rica artesanía tradicional, todavía hoy presente, donde se han imbricado influjos árabes, mudéjares y renacentistas. La mayor parte de los talleres son de carácter familiar, y la comercialización se realiza en éstos, de forma directa, y en algunos establecimientos de la ciudad. En general, los procesos productivos responden a sistemas puramente tradicionales y, en menor medida, semiindustriales.
Úbeda ha sido históricamente el principal núcleo de producción cerámica y alfarera de la provincia de Jaén. En la actualidad continúan en funcionamiento varias alfarerías, casi todas en la calle Valencia, en el barrio de San Millán, lugar donde desde época medieval han estado instalados los obradores, y donde hasta mediados del siglo XX trabajaban más de cien alfareros.
El origen mudéjar de la alfarería ubetense se ha mantenido con extremada pureza, como lo evidencia el empleo de las mismas técnicas de elaboración, la cocción de las piezas en hornos árabes de leña, y todo un amplio repertorio de piezas de carácter popular, destinadas al uso doméstico, entre las que sobresalen las relacionadas con el uso del aceite y la conserva de alimentos. Destaca la producción vidriada en color verde o marrón, decorada a base de calados, incisiones y “bordados” o filigranas realizadas con barro blanco. Una de las piezas más representativas es la alcuza o aceitera, a la que se suman orzas, lebrillos, platos, jarras, botijas..., así como nuevas creaciones, incorporadas por algunos artesanos. Los alfares constituyen, también, un magnífico testimonio de edificación vinculada a la producción artesana tradicional, al haber conservado la gran mayoría las tipologías y elementos originales.

La artesanía del esparto se remonta en Úbeda al siglo XI, cuando durante época musulmana adquirieron gran renombre las alfombras denominadas ubedíes.. Hoy se confeccionan alfombras, tapices y esteras, así como todo un repertorio de piezas de cestería para uso doméstico, tradicionalmente vinculadas a la producción agrícola: canastos, capachos, aguaderas, espuertas, barjas para llevar la comida al campo o soplillos. También se practica el tratamiento tradicional de otras fibras vegetales como la pita para la confección de elementos decorativos.

La forja artística se mantiene vigente desde el siglo XVI, conservándose todas las técnicas propias de la fragua y los modelos que, sobre todo en rejería, tuvieron un amplio desarrollo durante el Renacimiento. Se realiza mobiliario doméstico y urbano –farolas y bancos–, así como barandas para balcones y ventanas, cerrajería artística y objetos para decoración. También se continúan elaborando en latón u hojalata faroles artísticos, alcuzas, candiles y medidas.
La artesanía de la madera centra su producción en la elaboración de mobiliario y cerramiento de exteriores. Dentro de la ebanistería predomina la producción del mueble clásico español de influencia renacentista, a menudo con una aplicación muy desarrollada de la talla –arcas, armarios, bargueños, jamugas–, y del mueble tradicional popular –alacenas, mesas tocineras–. Las maderas más utilizadas son las de pino y nogal, y cada vez más la madera de olivo, materia prima por excelencia. En menor medida también se trabaja en la especialidad de imaginería según las técnicas tradicionales, aplicadas a la talla y a la restauración, y eventualmente se realizan tronos para los pasos procesionales de Semana Santa.
El trabajo de la cantería, que cuenta con una enorme tradición histórica en la ciudad, ha experimentado un resurgir en las últimas décadas de la mano de las iniciativas relacionadas con la restauración y rehabilitación de edificios históricos. En la actualidad se labra, habitualmente por encargo, y en piedra caliza, todo tipo de piezas para decoración: fuentes, soportes, chimeneas, blasones...

En cuanto a la talabartería o artesanía del cuero, todavía se continúan elaborando algunos trabajos de guarnicionería tradicional relacionados con la caza, como morrales y fundas para escopeta, así como nuevos diseños de bolsos y carteras.
Además de estos oficios, tradicionales por excelencia, existen otra serie de talleres en los que se realizan productos artesanales de más reciente incorporación, como vidrieras –elaboradas mediante la técnica tradicional del coloreado del vidrio con esmaltes y la unión de las distintas piezas con perfiles de plomo– u objetos en cartón fallero.
ÚBEDA, ZONA DE INTERÉS ARTESANAL
Una colectividad deja de ser algo local cuando es capaz de convertirse en foco creador e irradiador de ideas y cultura.
El 21 de diciembre de 2012, se declara a Úbeda, Zona de Interés Artesanal de Andalucía. La declaración reconoce la relevancia y singularidad artesanal de la ciudad de Úbeda, así como la diversidad de los oficios existentes y la calidad artística de las piezas, donde se conjugan tradición con nuevos diseños.
La declaración supone un reconocimiento a la memoria de todos los artesanos que, a lo largo de la historia de la ciudad, han ejercido un importante papel en la ciudad Patrimonio Mundial, así como su gran repercusión etnológica, donde es tan valioso el objeto que se produce como la técnicas y saberes que lo crean; convertidas ya en una tradición consolidada.